En ocasiones buscamos y rebuscamos el regalo ideal para entregar a nuestros invitados el día de nuestra boda, y al final acabamos regalando lo mismo que en muchas otras bodas.
Yo me casé en otoño y tras darle muchas vueltas, optamos por regalar una sencilla botella de vino personalizada.
Nos hubiera gustado hacer un regalo algo más original, pero la verdad es que en aquel momento no se nos ocurrió nada que pegara con la temática de la boda y que no pensaramos que pudiera quedar olvidado en cualquier cajón.
Aunque ahora visto con el tiempo, no es que pegue con la temática de la boda (era una boda ambientada en un casino), pero si que hubiera sido el acompañante perfecto de una botella de vino: un pequeño tarro con setas en conserva.
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