Cuando me casé quería una boda temática. Una boda diferente y que así fuera recordada con todos. Como no somos de disfrazarnos, ni se nos ocurría ningún tema original, que pudiera dar juego y que fuera facil para todos, comenzamos a pensar en los colores con los que podíamos decorar la boda.
Y empezamos por lo colores y acabamos por montar un casino... y los colores sería el protocolo. Hicimos un código de barras para nuestro logotipo y de ahí en adelante las ideas fueron saliendo solas.
Eso sí, era imprescindible, que parte de las invitaciones fueran las entradas al casino... en nuestro caso dos, una para la ceremonia y otra para el convite, y por supuesto, con los colores de la boda.
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